Reflexiones desde ADEC

Los casos de nepobabies, publicados profusamente por la prensa, como una fuerte señal del nepotismo en la función pública, son solo la punta del iceberg de una problemática mayor.   Los parientes representan una pequeña muestra que salta a la vista de una situación mucho más profunda que se esconde debajo de la superficie, pero que permea y está enraizada en nuestras instituciones públicas y en nuestra cultura.

Los “neposocios” son la parte menos visible del iceberg en el funcionariado público; ellos son parte de esta telaraña de contactos no siempre evidentes, que reemplazan los mecanismos de selección basados en el mérito, la transparencia y los concursos públicos. Aquí entran los operadores políticos, los amigos que entran por la ventana, los contratados directos, y en el peor de los casos, los equipos que se forman para hacer negociados, como la “agencia” de contrataciones y nombramientos, como los denunciados en IPS recientemente.

Otro aspecto crucial, no evidente para todos, y que debe abordarse es la contratación sin planificación ni procesos transparentes que conduce a la creación de empleos basados en contratos temporales que, con el tiempo, se convierten en derechos adquiridos para algunos, mientras que otros quedan atrapados en tal condición.

En los últimos 20 años, la masa salarial del funcionariado público en Paraguay ha aumentado en 2.200 millones de dólares, lo que equivale alrededor del 6 % del PIB actual, sin que se traduzca en una mejora significativa en los servicios públicos ofrecidos a los ciudadanos. No habrá mejoras sustanciales si no se mejora la carrera del servicio civil, es decir la carrera del funcionario público desde su selección, remuneración, promoción, capacitación y evaluación.

Por eso es imperativo la reforma en el servicio civil, cuyo proyecto de ley está en el Congreso y cuya última versión fue recientemente publicada por el Ministerio de Economía y Finanzas en su página web y que está al alcance de todos. Esta propuesta establece como única vía de ingreso a la Función Pública el concurso público. Si bien, la ley actual tiene disposiciones similares, ha tenido varias acciones de inconstitucionalidad que impiden su cumplimiento en instituciones muy relevantes. Por eso, todos los poderes del Estado, todas las instituciones públicas debieran comprometerse para aplicar el Concurso Público como única vía de ingreso. Pero no basta la aprobación de esta disposición, es fundamental la mejora de los procesos, para garantizar calidad, rigurosidad y transparencia de estos concursos.

Hace unas semanas se inauguró una escultura en San Bernardino, tributo al primer dibujo de “El Principito”: la boa que se traga al elefante con una alusión al Cerro Patiño, recordando la visita de Antoine de Saint-Exupéry a estas tierras. Y así como los “mayores” veían en ese dibujo un sombrero, en este tema, muchos también estamos sesgados; la parte más profunda y oculta, que incluye a los “neposocios”, no la estamos viendo. Les invito a dejar los sesgos y a informarnos sobre el proyecto de esta reforma, que requiere una transformacion integral y sistemica, y sobre todo coraje y voluntad politica.

 Que la Pascua nos impulse a dialogar constructivamente e involucrarnos. Este proyecto es clave para el desempeño del Estado, y fundamental para mejorar los servicios a los ciudadanos.

Hugo Cáceres, Socio ADEC

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